En un mundo donde la violencia doméstica muchas veces se vive en secreto, dos autoras latinas han decidido hacer de sus heridas una herramienta de sanación colectiva. A través de sus libros, Estephanía Báez y Erika Alfaro dan voz a miles de mujeres que han sufrido, resistido y, finalmente, renacido. Sus historias no solo iluminan caminos difíciles, sino que demuestran que la palabra escrita puede ser un refugio, un espejo y una fuerza transformadora.
En un contexto de actividades comunitarias, como las impulsadas por el programa *Alianza Contra la Violencia Doméstica*, la literatura se convierte en una herramienta vital para educar, sensibilizar y acompañar a quienes más lo necesitan.
“Ser Mujer”: Cuando el dolor se convierte en puente
Estephanía Báez, periodista, escritora y defensora de los derechos de las mujeres, presentó su libro “Ser Mujer”, un anecdotario íntimo que recopila las vivencias de 30 mujeres enfrentando momentos de profunda vulnerabilidad: la pérdida, el abandono, el deseo no cumplido de ser madres, la violencia invisible.
“No es un libro motivacional. Es un espacio de empatía”, aclara Estephanía. Su intención no es levantar frases bonitas, sino construir un lugar seguro para que otras mujeres se vean reflejadas y comprendan que no están solas. Cada historia, escrita con honestidad y sin adornos, invita a reconocer el dolor y, sobre todo, a exteriorizarlo.
Para Estephanía, el poder de la palabra escrita radica en la conexión. “Si una mujer leyendo una historia se siente acompañada, entonces ya cumplió su función”. El libro permite que esas emociones muchas veces silenciadas se validen, y eso, en sí mismo, ya es un acto de resistencia.
La violencia invisible también lastima
Estephanía también ha observado, desde su labor periodística en California, una evolución en la forma en que los medios abordan la violencia doméstica. Aunque reconoce un avance significativo, especialmente con el respaldo de instituciones como la Fiscalía del Condado de San Diego, asegura que aún falta mucho por hacer.
“La violencia no siempre es física. Hay mujeres que viven controladas económicamente, aisladas emocionalmente, anuladas psicológicamente, y ni siquiera se dan cuenta de que están siendo violentadas”, explica.
Por eso la periodista insiste en la responsabilidad de los medios: informar, educar y visibilizar. Dar a conocer los recursos disponibles, los programas de apoyo, y, sobre todo, generar conciencia sobre los diferentes tipos de abuso. “La información es poder. Una mujer que sabe lo que está bien y lo que está mal en una relación, tiene más herramientas para salir de ahí.”
“Haz tus sueños realidad”: El cambio empieza por ti
Por su parte, Erika Alfaro narra su experiencia en el libro “Haz tus sueños realidad”, una guía práctica que reúne diez lecciones que marcaron su camino hacia el desarrollo personal. Erika, quien se hizo conocida mundialmente en el 2019 cuando se viralizó una foto de su graduación, se ha convertido en símbolo de resiliencia y determinación.
A los 16 años, Erika se convirtió en madre adolescente y vivió una relación de abuso durante más de dos años. “No sabía lo que era el amor propio. La primera violencia la ejercí yo contra mí misma, permitiendo que alguien más continuara el daño”, confiesa con crudeza.
Hoy, desde la experiencia, ofrece una verdad contundente: “Nadie va a venir a rescatarte. Tienes que ser tú quien decida cambiar.” Su libro está dirigido a mujeres que quieren transformar su vida, pero no saben por dónde empezar. “A veces lo único que necesitas es tomar esa decisión: ya no quiero vivir así”.
Libros como refugio, libros como guía
Tanto “Ser Mujer “como “Haz tus sueños realidad “cumplen un papel que va más allá de lo literario. Son espacios terapéuticos donde lectoras pueden reconocerse, encontrar consuelo y, muchas veces, dar el primer paso hacia su transformación.
En comunidades latinas, donde aún persisten tabúes sobre salud mental, abuso y derechos de las mujeres, estas obras abren puertas que durante mucho tiempo permanecieron cerradas. Son una forma accesible de iniciar procesos de introspección y empoderamiento.
Además, permiten que los testimonios no se pierdan, que la experiencia individual se vuelva colectiva, y que el sufrimiento no se quede en la sombra, sino que se transforme en sabiduría compartida.
La palabra como herramienta de cambio
Tanto Erika como Estephanía coinciden en un punto esencial, para erradicar la violencia, es indispensable informar. La violencia doméstica no se combate solo con leyes —aunque son necesarias—, también con educación, con prevención, con visibilización. Y en eso, los libros tienen un papel fundamental.
“No queremos inspirar desde el dolor, sino desde la verdad”, dice Estephanía. “Porque cuando sabes que otra mujer atravesó algo parecido y logró salir, te das cuenta de que tú también puedes.”
Erika lo resume con una frase simple pero poderosa: “La transformación empieza contigo.”
Escribir para sanar, leer para despertar
Durante el evento Celebrando Latinas, desarrollado en San Diego, donde participaron Rossana Drumond, directora de Alianza Metropolitan News y Celia Laguna, especialista en salud mental, con la inspiración de Erika y Estephanía dejaron en claro que la lucha contra la violencia doméstica necesita de todos los recursos posibles. Las campañas, los programas de apoyo, las redes comunitarias y también los libros. Porque la literatura es capaz de llegar donde a veces no llegan las palabras habladas. Porque leer la historia de otra mujer puede ser el impulso que muchas necesitan para cambiar la suya.
Estefanía Báez y Erika Alfaro no escriben solo para contar. Escriben para sanar. Escriben para liberar. Escriben para salvar.
Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.